Porque posiblemente sí, pero probablemente ya no

Me sorprendo a mí misma sonriendo. Sonrío. Voy caminando por la calle y sonrío, un recuerdo me hace sonreír. Me hace recordar momentos, lugares, personas. La sonrisa se apodera de mi cara y no me puedo escapar. Es como cuando te levantas por las mañanas y miras por la ventana y te das cuenta de que hoy hace un día precioso y se te ilumina el rostro, pues lo mismo. Lo mismo gracias a un recuerdo.

De repente bailo. Bailo en todas partes y me da igual. Bailo en mi habitación, en el lavabo, en la cocina, en los pasillos de la universidad, en el piso de mis amigos, por la calle. Me da igual, solo bailo. Y bailo gracias a un recuerdo que me ha emocionado y me llena el cuerpo de electricidad que simplemente quiero soltar a través de pasos de bailes improvisados.

Canto. Oh si! No veas como canto. Por doquier, sin parar, sin afinar, sin saberme muy bien la letra, pero canto. Hago la mímica si hace falta, pero no dejo de cantar. Desde El pollito pio, pasando por la gasolina, hasta Il Divo, me da igual lo único que quiero es cantar. Canto porque me siento con ganas y con una felicidad incontrolable y tengo que soltarla. Así que canto.

Duermo bien, sí. Muy bien, me levanto de buen humor. No tengo pesadillas, ni siento ganas de quedarme en la cama todo el día. Simplemente disfruto de mis noches y me alegro de los días. Noto mi cara diferente y más relajada. Me vuelvo a reconocer en el espejo mientras hago caretos delante de él.

Me siento sexy, atractiva y divertida. Vuelvo a reírme de mi como solía hacer y me gusta. Me entusiasma.

Y me doy cuenta de que todo es gracias a un recuerdo. Uno muy bueno, que me transporta y me invita a estar allí otra vez, aun sabiendo que el pasado no vuelve.

Así que si te preguntas si estoy así por ti, te diré que posiblemente sí, pero probablemente no.


Posiblemente porque no puedo omitir que eras tú el que me hacía perder el control y actuar de la manera en la que lo estoy haciendo ahora. 

Pero probablemente no porque, el recuerdo del que hablo, el que me viene a la cabeza, es mío, de mi cuando era yo, cuando vivía feliz y despreocupada, simple  y alocadamente para ser feliz.





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