El tiempo pasa

El tiempo pasa, el tiempo pasa... creo que es la frase que más me han repetido en la vida, y muchas veces pensaba: ¿Por qué me la dicen tanto? Ya sé que el tiempo pasa pero yo no puedo hacer nada para detenerlo. Es ley de vida, es asi y punto.

Y ahora es cuando empiezo a entender un poco a que se referían con esa frase. Me da que mis abuelos ya sabían que no aprovechaba el tiempo. Creo que ya me veían en mi ‘’ir tirando’’ constante. Como si simplemente aceptara las cosas que vienen y van y no me opusiera.

Como si me diera igual pasarme el tiempo en la cama o con amigos y familiares, como si fuera lo mismo ver una película sola o acompañada o si bailar con amigos no compensara el dolor de piernas del día siguiente.

Creo que ya veían que yo por más que aparentaba ver la vida de color de rosa, en el fondo la veía de un azul marino intenso y casi negro, que ya me estaba apagando sin ni tan solo florecer. Creo que eso les llevó a hacerme ver un poco más allá.

Hacerme ver que problemas siempre habrá, pero que con un buen hombro en donde apoyarte los problemas se ven diferente. Me enseñaron que ese hombro no llegará por arte de magia, que hay que ir a buscarlo y que, si alguna vez llega por arte de magia, se debe cuidar. Siempre.

Me enseñaron que, a pesar de la rutina de la vida, puedes crear una ‘’desrutina’’ y tomarte un mojito un martes. Que a veces es bueno llegar cansado al colegio o al trabajo por haberte pasado la noche hablando con tus hermanos, o tus amigos. Que llorar no es de cobardes y que perdonar no es de débiles.

Que el corazón se rompe, pero que no hay nada más bonito que un corazón roto que sigue funcionando. Que vale la pena el dolor, las lágrimas y la desilusión, porque de ellas se aprende. En definitiva, me enseñaron a valorar la vida porque es cierto que solo tenemos una, pero si la vivimos con intensidad, una es suficiente.


Sarah Moreno

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